Leucemia felina, qué es, qué síntomas provoca y qué pronóstico tiene

  • La leucemia felina está provocada por un virus que, si no  se detecta a tiempo, puede producir una grave enfermedad que deprime el sistema inmune.
  • “El 60% de los gatos no logra controlar el virus, lo que provoca lo que se llama una infección regresiva, y enferman el pronóstico es grave".
El acicalamiento es una de las vías de transmisión más usuales
El acicalamiento es una de las vías de transmisión más usuales
David D / Pixabay
El acicalamiento es una de las vías de transmisión más usuales

La conocida como leucemia felina es una enfermedad bastante extendida entre los gatos de todo el mundo. Causada por un virus, si no se detecta a tiempo o se convierte en persistente, puede producir una grave enfermedad que deprime el sistema inmune y que puede incluso acabar con la vida del animal. Para ayudarnos a conocer y prevenir el contagio, charlamos con Josep Arus, veterinario de AniCura Arvivet Hospital Veterinario.

¿Qué es la leucemia felina?

La leucemia felina es una enfermedad causada por un virus llamado virus del mismo nombre, el FeLV. Este virus, que pertenece a la familia de los retrovirus, “se caracteriza porque pueden integrarse en el núcleo de las células (en su ADN) del gato y causar o no enfermedades crónicas, entre ellas una leucemia”, cuenta Josep Arus.

A pesar de que tienen el mismo nombre, la leucemia felina tiene que ver poco con la humana, ya que esta última, aunque se ha localizado algún tipo de leucemia causada por retrovirus, en la inmensa mayoría de los casos se trata de “un cáncer de células sanguíneas debido a mutaciones genéticas que provocan fallos en el ADN de las personas”. Además, el virus de FeLV en ningún caso de transmite a los humanos.

En el caso de los gatos, la leucemia sólo se produce cuando el sistema inmune no logra eliminar el virus.

¿Qué síntomas provoca?

Los síntomas pueden varían mucho de un gato a otro, y van desde “problemas de piel, pasando por alteraciones en la reproducción, y acabando en neoplasias y un largo etc. Hay animales que una vez infectados superan esa infección, otros viven muchos años sin presentar ninguna enfermedad y finalmente algunos que presentan un cuadro más rápido. La evolución depende básicamente de la respuesta inmunológica que tiene ese animal”. Aun así, hay algunos síntomas habituales, como.

•Fiebre y letargo

•Falta de apetito y pérdida de peso.

•Deterioro del pelaje

•Inflamación de los ganglios linfáticos

•Lenta recuperación de enfermedades comunes, que además aparecen con más frecuencia, como infecciones de la piel o de las vías respiratorias.

•Anemia

•Problemas gastrointestinales

Se calcula que, según indica Josep Arus, “el 60% de los gatos no logra controlar el virus, lo que provoca lo que se llama una infección regresiva, y enferman el pronóstico es grave

El 50% de los gatos con viremia van a morir antes de los dos años del diagnóstico y el 80% antes de los 3 años a partir del diagnóstico. Por esto muy importante una detección precoz”. Y es que, los casos más graves derivan en cánceres como la leucemia, el linfoma, la leucemia u otras neoplasias más raras.

¿Tiene tratamiento?

El tratamiento dependerá del grado de la infección y de cuándo se detecte, “la detección precoz de la infección permite un control de la viremia y la aplicación de productos estimuladores de la inmunidad (como el interferón omega) o antirretrovirales si el profesional veterinario lo considera necesario. Hay estudios que demuestran que el uso de moduladores de la inmunidad es beneficioso en la evolución de la enfermedad”. 

También se pueden utilizan tratamientos específicos, como antibióticos, para las infecciones oportunistas. En el caso de la infección derive en algún tipo de cáncer, “se puede acabar recurriendo a los quimioterapéuticos en caso de leucemia/linfoma propiamente dicha”.

¿Se puede prevenir?

Sí, de hecho, es lo mejor que podemos hacer por nuestro gato, pues una vez cronificada la infección, el pronóstico no es bueno. La prevención se puede llevar a cabo evitando la transmisión, que puede ser “vertical (de la madre a los gatitos) u horizontal (entre gatos)”. 

Los contagios horizontales se producen sobre todo entre los gatos que viven en el exterior, porque el contagio se produce por contacto directo, sobre todo a la hora de acicalarse mutuamente, pues el virus está presente en los líquidos corporales, especialmente en la saliva y en la orina y las heces. Por eso “los gatos que viven en el exterior o en colonias no controladas tienen muchas más posibilidades de contactar con un gato enfermo y contagiarse

Hay zonas y países donde la prevalencia es mucho más elevada y otras donde prácticamente la enfermedad no existe, como Holanda por ejemplo. Los veterinarios lo sabemos y adecuamos nuestros programas de detección y profilaxis en función del área donde trabajamos y sobre todo incidimos en las colonias de gatos”, aclara Arus. 

La buena noticia es que el virus sobrevive muy poco fuera del cuerpo del gato, no se transmite vía aerosol, ni por contacto con superficies. Por este motivo, además de evitar el contacto entre gatos y no dejarlo salir al exterior, habría que añadir “un buen programa de desparasitación y profilaxis, así como testar contra este virus en las primeras visitas al veterinario, ya que es un test rápido que se hace en la propia clínica veterinaria”.

Aun así, la medida por la que apuestan los veterinarios es “vacunar, vacunar y vacunar. Y no solo contra la Leucemia Felina sino también contra el resto de enfermedades víricas o no que afectan a los gatos”. la vacuna contra el FeLV es una vacuna muy eficaz que puede aplicarse “entre las 8/9 semanas de edad y un refuerzo a las 12 semanas de edad. 

Posteriormente y en función del estilo de vida del gato, nuestro veterinario nos recomendará un refuerzo anual o más alargado en el tiempo”, aconseja Josep Arus. 

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